Empezamos un nuevo año y seguro que muchos os planteáis empezar a ser más ágiles. ¿Qué mejor forma de anticiparnos a su implantación que revisando los 4 mitos que más frenan la adopción de este tipo de metodologías?
Agile significa no tener planes ni procesos estructurados.
A menudo, las personas creen que agile significa "hacer lo que quieras" sin planificación ni estructura. Esto es incorrecto. Aunque agile se enfoca en la flexibilidad y la adaptación, aún se requiere un plan y procesos estructurados para garantizar que el equipo esté en la misma página y pueda medir el progreso del proyecto. Los marcos agile como Scrum o Kanban proporcionan estructuras sólidas para los equipos de producto que se adaptan a los cambios y entregan valor a los clientes de manera eficiente. Ser ágiles muchas veces requiere tener menos libertad y autonomía que en proyectos waterfall diluidos en el tiempo ya que implica una mayor coordinación con otros perfiles.
En agile no hay documentación.
Falso, falso, falso. Si bien el manifesto agile valora más la colaboración y el trabajo en equipo que la documentación exhaustiva, eso no significa que no se necesite documentación en absoluto. La documentación es esencial para la comunicación efectiva, la gestión del conocimiento y la toma de decisiones informadas. Sin embargo, agile aboga por una documentación más ligera y enfocada en las necesidades reales del equipo y del proyecto. Esto significa que, en lugar de crear grandes volúmenes de documentación, los equipos agile se centran en la documentación relevante que puede ayudar a mantener a todos en el mismo camino y avanzar en el proyecto de manera efectiva.
Además, la documentación pasa a ser un artefacto compartido por todo el equipo, no un tomo que redacta negocio para que se desarrolle al pie de la letra. Esto permite que la documentación final pueda ser más rica al estar alimentada de distintos perfiles.
Los equipos agile pueden hacer lo que quieran.
La verdad es que agile se basa en la colaboración y la comunicación constante entre los miembros del equipo y los stakeholders, lo que significa que todos deben trabajar juntos para alcanzar un objetivo común. Los equipos agile siguen un marco de trabajo estructurado que les ayuda a trabajar de manera eficiente y efectiva, y que les permite adaptarse a los cambios del proyecto de manera flexible. Esto significa que si bien hay cierta libertad en la forma en que se aborda el trabajo, siempre hay un plan general y un conjunto de objetivos claros que el equipo debe alcanzar.
Lo normal es que cuando hay sensación de que el equipo está descontrolado es porque no se está haciendo un trabajo exhaustivo de planificación y definición de objetivos. Cuando la estrategia de producto no está clara puede generar contextos de trabajo dónde los equipos no sepan muy bien hacia dónde tirar.
Agile significa no tener fechas límite.
Este mito es engañoso. Si bien agile es flexible en términos de adaptarse a los cambios, todavía requiere una planificación cuidadosa y una gestión adecuada del tiempo para garantizar que los plazos se cumplan de manera efectiva y que el proyecto se entregue dentro del marco de tiempo establecido. De hecho, una de las ventajas de agile es que permite a los equipos trabajar de manera más eficiente y entregar productos de alta calidad en plazos más cortos. Pero para que esto suceda, es necesario establecer objetivos claros y fechas límite realistas para garantizar que el equipo tenga un enfoque claro y pueda trabajar hacia un objetivo común.
Agile no significa renunciar a la planificación, la estructura, la documentación o los plazos, sino que implica una forma diferente de abordar estos aspectos, más flexible, colaborativa y orientada al valor. Agile es una filosofía de trabajo que busca mejorar la satisfacción de los clientes y la calidad de los productos, así como la eficiencia y la motivación de los equipos. Para ello, es necesario desmontar los mitos que rodean a agile y entender sus principios y prácticas.
Aquí tienes algunos consejos para hacer una mejor implantación de agile en tu equipo:
Empieza con el proyecto adecuado. Los proyectos cortos, con mucha incertidumbre en los que es necesaria una interacción alta con el cliente son buenos candidatos.
Ten claro el papel del equipo. Fomenta la autoorganización, la toma de decisiones y la colaboración entre los miembros del equipo y los stakeholders.
Las estimaciones aportan valor para coordinar el trabajo. Aunque no sea necesario estimar todo el proyecto, es importante que las tareas sean realistas y acotadas en alcance y tiempo.
Espero que estos consejos te sean útiles para iniciar esta transición a una gestión de producto más ágil.
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