Ladrillos no, catedrales
Explorando la evolución de productos a través de la historia de la construcción
Os voy a contar una historia de un product manager del siglo XVII.
Su nombre es Felipe, y hoy es conocido como el arquitecto encargado de la construcción de la catedral de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza.
Vale, no era product manager, era arquitecto, y es verdad que sus construcciones no se parecen en nada a los productos de los que solemos hablar en este blog, pero hay una lección brutal que podemos aprender, en cómo comunicaba a sus equipos.
Igual que los productos digitales, la basílica del Pilar se construyó en varias iteraciones. Todo comenzó con una iglesia románica que podríamos bautizar de MVP. Poco a poco fue creciendo hasta que se acometió el proyecto de Felipe. 50 años para transformarlo en lo que conocemos hoy como la nueva basílica.
No fue un proyecto fácil. Aunque no lo parezca, la catedral de Zaragoza es famosa por la gran cantidad de cambios que hubo durante su construcción, por lo que podríamos considerarlo como uno de las primeras implementaciones de agile en España.
Bromas aparte, para lidiar con todos estos cambios, Felipe hacía un seguimiento riguroso durante la fase de ejecución. Paseaba por la obra y revisaba con cada uno de los oficios el progreso, así como los cambios que había que realizar en el diseño.
Un día, Felipe se acercó a uno de los oficios y le preguntó
— ¿A qué te dedicas?
El oficio sacó pecho y explicó con todo detalle — Yo me dedico a fabricar ladrillos. Traemos arcilla de la cantera, la mezclamos con agua, damos forma al ladrillo, dejamos que se seque, lo cocemos y lo dejamos enfriar en el almacén. Tenemos los ladrillos más duros de toda la península.
Felipe agradeció su explicación y prosiguió con su rutina. Se acercó a otro oficio y le preguntó
— ¿A qué te dedicas?
Me encargo del mortero — dijo acariciando su blanca barba — Es un proceso muy complicado de dominar. Mezclamos cal y agua, por un lado, y lavamos la arena por otro. Juntamos las dos mezclas en una proporción única para crear una pasta con una densidad perfecta. Debemos tener mucho cuidado para que la pasta no resulte ni muy líquida ni muy sólida. Somos el equipo más rápido haciendo mortero de la península.
Felipe agradeció su explicación y prosiguió su rutina.
Estaba terminando la ronda cuando de repente vio a un muchacho pensativo al lado de una carreta cargada de ladrillos.
— Muchacho, ¿a qué te dedicas?
— Estoy construyendo una catedral.
Asombrado por la respuesta, Felipe continuó. — ¿A si? ¿Y cómo va la construcción?
— Hay algo que me preocupa — contestó tímidamente — Por un lado, tenemos a los mejores oficios de Castilla trabajando con nosotros. Por otro lado, veo que derrochamos recursos por todos lados. Estoy constantemente limpiando ladrillos rotos de la zona de construcción y reponiéndolos porque como son muy frágiles se rompen con facilidad. Además, todos los días al acabar, tenemos que ir a limpiar los cubos de mortero seco que se quedan llenos sin usar. Creo que, si fuéramos más despacio, avanzaríamos más rápido en la construcción de la catedral.
En esta historia, encontramos una lección muy valiosa para el desarrollo de productos digitales. Al igual que en la construcción de la catedral, los productos digitales evolucionan en iteraciones. Es esencial no perder de vista el propósito central y la visión global del proyecto, incluso cuando nos sumergimos en los detalles más minuciosos.
La conversación con los diferentes oficios nos enseña que cada contribución, por más específica que sea, forma parte integral del conjunto. Cada ladrillo y cada mezcla de mortero, por sí solos, no son suficientes para construir la catedral. Es la visión del joven muchacho, que comprende el propósito último, la que proporciona la perspectiva necesaria.
Así, en el mundo de los productos digitales, debemos recordar que cada línea de código, cada diseño y cada decisión de UX/UI son elementos cruciales, pero deben estar alineados con la visión global y el valor que el producto busca proporcionar a los usuarios. La clave está en encontrar el equilibrio entre la meticulosidad en la ejecución y la agilidad para adaptarse a los cambios y las necesidades emergentes.
La historia de Felipe nos recuerda que construir productos digitales no se trata solo de los "ladrillos" o las herramientas, sino de la visión de la "catedral" que queremos crear y el impacto que queremos lograr. Es la combinación de atención al detalle y enfoque en el propósito lo que nos permitirá construir productos digitales que perduren y cumplan con su verdadera misión.
Esta expresión de Cathedrals, not bricks se la volví a oír hace poco a Lane Shakelton (CPO de CODA) en el podcast de Lenny.
Podcast de Tenemos que hablar de producto
¡Ya tengo confirmados los 3 próximos invitados para el podcast de este año! Si quieres venir a hablar, ¡sólo quedan 6 plazas!
Nuestro próximo invitado es Sebas Cofundador de Komon.