La funcionalidad que faltaba

Cómo evitar caer en la espiral de desarrollo sin fin

Crear un producto digital es fácil.

Solo basta con programar un caso de uso que resuelva un problema de gran valor para el usuario y que haya muchos usuarios sufriendo ese problema para poder escalar el negocio.

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Calendly logró hacer esto con una funcionalidad tan específica como permitir a un desconocido ver tu disponibilidad del calendario para agendar una reunión directamente. Esto permitía ahorrar múltiples emails. Para ello se programaron los siguientes flujos:

• Integración con calendarios.

• Un sitio web para compartir disponibilidad.

• Creación automática de eventos en el calendario.

¡Y listo!

Ya tenemos un producto que puede convertirse en una empresa unicornio.

Después de lograr este hito, podemos seguir mejorándolo y optimizando las distintas áreas del producto

• Integraciones con más calendarios

• Configuración avanzada para compartir la visibilidad

• Datos enriquecidos en los eventos (videollamadas, más invitados, recordatorios, …)

Claramente, Calendly encontró SU funcionalidad y sobre ella fue iterando hasta convertirse en un unicornio.

Sin embargo, replicar el éxito de Calendly no es tarea fácil. El desarrollo de productos es un terreno lleno de incertidumbres, donde incluso las funcionalidades más prometedoras pueden no resonar con el mercado.

Cuántos nos hemos encontrado en la situación en la que habíamos conseguido identificar esa funcionalidad que cambiaría por completo el producto. Esa funcionalidad que, si llega a desarrollarse, la empresa despegará y pasará a formar parte del equipo de Calendly.

Sin embargo, el día llega, la última línea se programa, hacemos commit y no ocurre nada. Los usuarios no encuentran el nuevo botón, los clientes se olvidan de haber pedido la funcionalidad y algún stakeholder, rectifica rápidamente que ESA no era la funcionalidad, que en realidad era otra. Y entramos entonces en una espiral sin fin en la que el equipo de desarrollo no termina de llegar a entregar esa funcionalidad esperada.

¿Por qué se repite esta situación en tantas empresas?

Por lo general, existe una falta de validación crítica en estos equipos de producto. Si nos encontramos en una fase previa al product-market fit y no tenemos clara cuál es la funcionalidad que nos falta, podemos caer en la trampa de considerar que todo el feedback de los clientes es una verdad absoluta. Y el problema principal es que tu cliente no sabe hacer producto, solo sabe de su negocio. Por lo que si tomas su recomendación como una verdad y la aplicas al 100%, el resto de clientes no le encontrarán valor.

Validar no es una palabra que se hayan inventado los product managers para tener trabajo. Es el ejercicio de cuestionar todas las ideas que llegan al roadmap para asegurarnos de que solo se desarrollan aquellas ideas que aportan valor a todos los clientes de forma escalable.

¿Y qué podemos hacer para validar mejor?

1. Validación de hipótesis: Formula hipótesis claras sobre el impacto de las nuevas características y valida esas hipótesis con datos concretos. Diseña encuestas y entrevistas específicas que reafirmen o contradigan axiomas de tu entendimiento del producto. Profundiza en situaciones y casos de uso concretos.

2. Valida con la negación: al preguntar al cliente, ofrece lo contrario de lo que vas a desarrollar. Es más potente que un cliente te diga que no quiere lo que le ofreces a que te diga que sí lo quiere. A la hora de añadir funcionalidades, es difícil que un cliente rechace un nuevo desarrollo. “Siempre puede venir bien”. Cuando consigues que te rechace el desarrollo implica que has encontrado algo por lo que está dispuesto a implicarse emocionalmente.

3. Desarrolla funcionalidades a medias: Media funcionalidad probada por el cliente aporta 10 veces más feedback que una conversación de 3 horas sobre el tema. Además si te has equivocado no te dolerá tanto tirar esa funcionalidad a la basura e ir a por la siguiente.

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Cuando no has alcanzado ese punto de product market fit es complicado juzgar el potencial de cada nueva funcionalidad que se va a integrar. En esta situación es importante medir cuánto esfuerzo inviertes en cada nueva funcionalidad antes de haber podido contrastar con el mercado que realmente era la funcionalidad que faltaba.

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