En el mundo del desarrollo de productos, especialmente en startups, una de las mayores preocupaciones es mantener al equipo de desarrollo siempre en movimiento. Este concepto, aparentemente simple, tiene una profundidad que puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso de un producto. En el episodio del podcast que grabamos con Sebas, cofundador de Komon, nos contó cómo mantener la cadencia en su equipo de desarrollo fue fundamental para crear una cultura de producto sólida y efectiva. Es muy común confundir cadencia con la velocidad cuando se habla de desarrollo, por lo que me gustaría intentar profundizar en por qué es imprescindible enfocarse en crear una cadencia sólida, por encima de intentar ir más rápido.
¿Qué es la cadencia en desarrollo de producto?
La cadencia, en el contexto del desarrollo de productos, se refiere al ritmo constante y predecible con el que un equipo de desarrollo trabaja para entregar valor. No se trata solo de producir código o funcionalidades sin parar, sino de establecer un flujo de trabajo sostenido que permita al equipo avanzar de manera continua, sin interrupciones significativas. Esta cadencia no solo mejora la productividad, sino que también ayuda a formar una cultura organizacional donde la eficiencia y la colaboración son pilares fundamentales.
La importancia de mantener al equipo en movimiento
Sebas compartió una reflexión clave en el podcast:
Lo importante es que el equipo de ingeniería no se detenga.
En equipos poco maduros, esto se consigue generando un backlog infinito de funcionalidades que mantengan al equipo ocupado. Esto es un error. La cadencia busca que el equipo esté constantemente involucrado en procesos que aporten valor al usuario, mejoren las habilidades técnicas y fortalezcan la colaboración dentro del equipo. Cuando el equipo está en constante movimiento, los procesos internos se desarrollan y refinan de forma natural, como las sesiones de grooming, la comunicación entre producto e ingeniería, y la priorización de tareas.
Esta cadencia permite generar un poco más de certidumbre en un proceso que, por su naturaleza, es incierto.
Cómo asentar una cadencia en tu equipo
Definición Clara de Objetivos: Antes de establecer una cadencia, es crucial que todos en el equipo tengan una comprensión clara de los objetivos. Estos deben ser específicos, medibles y estar alineados con la visión del producto. Un roadmap bien definido, aunque flexible, es esencial para guiar al equipo y mantener el enfoque.
Iteraciones o sprints, lo que te funcione: Implementar ciclos de trabajo como iteraciones o sprints es una de las formas más efectivas de mantener la cadencia. Planificar con anticipación y revisar los objetivos regularmente ayuda a asegurar que el equipo esté alineado y que los esfuerzos se centren en las prioridades correctas. En el caso de Komon, los ciclos de trabajo se planificaban con antelación, pero también se mantenían flexibles para adaptarse a cambios inesperados.
Involucrar a todo el equipo: La cadencia no es solo responsabilidad del equipo de desarrollo. Es esencial que todos los miembros del equipo, incluidos los de marketing, ventas y producto, estén sincronizados. En Komon, Sebas mencionó cómo se esforzaron por involucrar a todos en la construcción del producto, creando una cultura de responsabilidad compartida. Esto significa que todos, independientemente de su rol, están comprometidos con el éxito del producto y contribuyen activamente a su desarrollo.
Iteración continua: Un elemento clave para mantener la cadencia es la capacidad de iterar rápidamente. En este caso, se puede decir que el propio equipo de producto se puede gestionar como un producto en sí mismo. Puedes lanzar pequeñas mejoras, recibir feedback y ajustar el proceso interno del equipo si es necesario. No todas las tareas o características desarrolladas tendrán un impacto inmediato, pero contribuyen al aprendizaje y a la mejora continua del equipo.
Cultura de la responsabilidad compartida: Como se mencionó en el podcast, la cadencia también se fortalece cuando hay una cultura de responsabilidad compartida. En lugar de culpar a un departamento cuando algo sale mal, se reconoce que todos son responsables del éxito o fracaso del producto. Esta mentalidad fomenta la colaboración y asegura que todos estén trabajando hacia el mismo objetivo.
Más que un ritmo, una cultura
La cadencia no es simplemente un ritmo de trabajo; es una cultura que, cuando se establece correctamente, permea todo el equipo. Esta cultura ayuda a mitigar los riesgos de estancamiento, mejora la moral del equipo y fomenta un ambiente donde todos están alineados hacia un objetivo común. En el caso de Komon, esta cadencia permitió no solo avanzar en el desarrollo del producto, sino también construir un equipo más coordinado y resiliente.
Mantener una cadencia constante en el desarrollo de productos no es una tarea fácil, pero es vital para formar un equipo de producto fuerte y efectivo. Al establecer un ritmo de trabajo sostenido, definir claramente los objetivos y fomentar una cultura de responsabilidad compartida, las empresas pueden asegurarse de que su equipo no solo produzca resultados, sino que también evolucione y se fortalezca continuamente. Como lo demuestra la experiencia compartida por Sebas en el podcast, la cadencia no solo impulsa la eficiencia, sino que también es clave para el éxito a largo plazo en el desarrollo de productos.
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